La artritis reumatoidea, también conocida como artritis reumatoide, es una enfermedad de origen autoinmune, caracterizada por dolor, rigidez y tumefacción de las articulaciones.
Aún se desconocen las causas que originan la enfermedad, tal como ocurre en el caso de todas las enfermedades autoinmunes. Se presume que pueden interactuar varios factores, como la predisposición genética, la existencia de infecciones y factores ambientales.
Artritis reumatoidea: cómo mejorar los síntomas
Aunque esta enfermedad puede aparecer a cualquier edad; es común que se manifieste entre los 35 a los 55 años; siendo la población femenina 3 veces más propensa a padecerla que los hombres.
La artritis reumatoidea se manifiesta por la inflamación de las articulaciones; específicamente de la membrana sinovial y sus zonas cercanas. Generalmente, comienza afectando articulaciones pequeñas como son las de los dedos de las manos y los pies.
Al producirse la inflamación de las articulaciones esto genera dolor constante, entumecimiento y una sensación de calor. Especialmente, estos síntomas se presentan en horas de la mañana, al despertarse; y pueden mejorar o desaparecer a lo largo del día.
Los síntomas y la intensidad de la enfermedad son variables; en algunos casos sólo se presentan estos síntomas articulares, pero en otros, la enfermedad avanza y llega a afectar los ligamentos y tendones, provocando deformidades y limitando muchas de las actividades diarias.
Otros síntomas que podrían estar presentes son: astenia, malestar general, fiebre, fatiga y nódulos reumatoides, que son unos abultamientos que aparecen en la zona de las articulaciones y en ocasiones, en los tendones.
Es posible, neutralizar muchos de los síntomas de esta enfermedad; si es diagnosticada tempranamente. De igual forma, el tratamiento oportuno ayudará a evitar que la enfermedad continúe avanzando.
El reumatólogo, es el más indicado para recetar el tratamiento adecuado para tratar la artritis reumatoidea; para ello, existen un gran número de fármacos antinflamatorios, modificadores de la enfermedad o anticuerpos mononucleares.
Debemos recordar que esta enfermedad no tiene cura, y que estos fármacos van dirigidos a tratar los síntomas y ralentizar el progreso de la misma. Por tal razón, constantemente se realizan investigaciones para hallar fármacos más eficaces.
Sin embargo, existen algunas medidas que se pueden tomar para reducir los síntomas. A continuación mencionamos algunas de ellas.
- El sueño es importante. Es necesario que se duerma lo suficiente, entre 8 y 10 horas diarias y además hacerlo en una posición en que las articulaciones queden relajadas.
- Es fundamental llevar buenos hábitos y una alimentación sana.
- Si hay una crisis de dolor; se debe evitar realizar grandes esfuerzos, especialmente con las manos; tratar de no permanecer mucho tiempo en una misma posición y evitar movimientos repetitivos con las articulaciones.
- En los periodos en los que la enfermedad este inactiva; se deben realizar ejercicios para fortalecer los músculos que rodean las articulaciones afectadas. De ser posible, se debe acudir a un fisioterapeuta quien será el indicado para ayudarle a realizar los ejercicios adecuados.
Estas recomendaciones, junto con el chequeo médico periódico y el cumplimiento del tratamiento de forma constante pueden lograr que un paciente con artritis reumatoidea lleve una vida completamente normal.